martes, 4 de septiembre de 2012

Una disertación sobre el arte contemporáneo: Ensayo final


Ensayo final: Una disertación sobre el arte contemporáneo
Academia de San Carlos, UNAM
Programa de Maestría en Artes y Diseño, 2012-2                                       
Mtra. Laura Alicia Corona                                                     



   Me defino como ilustrador -el profesional entre el arte, la filosofía y la ciencia-, por lo que mi universo no es sólo el de las teorías sino también el de la praxis; todo artista, sin importar su disciplina, expone su visión sobre el arte al producir alguna obra, explicita lo que debe ser el arte; así, el objetivo de estas reflexiones es comenzar a darle una forma definida a lo que significa esa idea para mí y hacerla comprensible al resto del mundo.

   Hay una confusión que lo explica todo: el no ser capaces de distinguir la historia del arte -de las artes plásticas en este caso- de la historia de las imágenes, diferencia ontológica fundamental -todo arte plástico es imagen, pero no toda imagen es arte plástico-, es lo que nos hace confundir al excremento enlatado, costales de sal o autobuses intervenidos como arte cuando no son más que imágenes, quién sabe de qué tipo, ya sea con alguna clase de conceptualización, abstracción u originalidad, pero no arte -salvo en el mundo institucional, en el que la legitimidad para el arte responde más a criterios e intereses extra artísticos y estéticos, como los políticos, económicos o ideológicos-.

   De alguna forma, después del fin de las vanguardias a mediados del siglo XX, la historia de las artes plásticas se detuvo; comenzaron a producirse imágenes que nada más tenían que aportar a esta historia; siguen dando testimonio de su tiempo, pero esas obras fuera de la historia del arte han caído en un caos en el que los valores estéticos ya no son distinguibles. La historia del Arte sólo puede estar compuesta por los grandes momentos, los que entrañan la sabiduría existencial, los descubrimientos de nuevos planos sobre la experiencia humana en los que el artista busca los valores que aspiran a ser objetivos. La historia de las imágenes funciona con otra ética, la memoria de archivero, donde todo se organiza según la letra de su nombre y la ausencia de valores objetivos coloca a toda imagen en el mismo plano.

   Después de que Marcel Duchamp sumiera en una crisis al objeto artístico -la primer laceración ontológica para las artes visuales fue la aparición de la fotografía- este no se volvió a recuperar; las distintas heridas que continuó recibiendo este objeto, dependiendo de la perspectiva desde la cual es comprendido, como las miradas antropológica, filosófica, económica o política, sólo se sumaron a esos primeros desgarros. Entonces el arte posmoderno, ¿puede ser juzgado bajo el rasero del arte moderno -del Renacimiento hasta las vanguardias-? ¿Requiere nuevos valores que lo justifiquen? ¿A la luz de qué tradiciones o disciplinas debe ser observado este arte? ¿O es un arte ahistórico? ¿Es un arte inculpabilizable de nacimiento? ¿No se le debería exigir la misma profundidad o calidad en la idea detrás de la obra y en la obra misma como objeto o acto producido?

   En el caso de México, como en el resto de los países de la periferia, los artistas se ven envueltos en la polémica de nacionalismo versus cosmopolitanismo -que incluye a los románticos, los realistas, los naturalistas, los modernistas, los indigenistas, los criollistas y los vanguardistas entre otras múltiples identidades creativas-: los nacionalistas dedican su trabajo al pueblo del que emergen, o entregan su trabajo al Estado, o al proyecto de país que este propone, o simplemente son absorbidos, cooptados y resignificados por este para legitimarlo; los cosmopolitas en cambio se reconocen en la influencia de las grandes metrópolis europeas y norteamericanas, se declaran herederos de las tradiciones occidentales; cada uno significa una afrenta para el otro, olvidando que esta clase de tensiones dialécticas son las que motivan el desarrollo de la historia del arte.

   Reflexionar sobre la idea del arte en estos tiempos no es una actividad ociosa ya que ante la crisis de “humanidad” que padecemos como sociedad replantearse esta humanidad y convertirla el eje de las acciones humanas se ha vuelto el deber que nos corresponde como generación, y olvidando el “compromiso  social”, ¿no sería entonces nuestra responsabilidad como estudiantes de maestría tomar una posición y decir porqué esto sí es arte y porqué esto no lo es? ¿No es acaso el volver a dar sentido al caos que rige la obligación que impone nuestro tiempo?, lo contrario es viajar con el sentido de la corriente, que ya sabemos conduce al mar de la esterilidad. No se puede pasar por alto la importancia del lado espiritual del arte, aquel que todos somos capaces de intuir y que nos ha hecho escuchar tantas veces de eso te vas a morir de hambre; pretender marginarlo es negar su lado más significativo, el que le permite a cada uno reconocerse de la misma humanidad compartida con el resto de los hombres de todos los tiempos y lugares.

   Esta ausencia de claridad en la comprensión de los valores objetivos del arte puede explicarse desde la perspectiva nietzschiana sobre la muerte de Dios. Esta muerte sólo significa el fin de los valores absolutos -ya sean de carácter moral, epistemológico, y sobre todo trascendentes- representada por las ideologías metafísicas, es decir, por las religiones, sustituida la fe por la razón desde el Renacimiento, a partir de las revoluciones epistémicas de la filosofía y la ciencia: por un lado Descartes declara al Yo como el sujeto de la razón, y que el conocimiento debe pasar por los sentidos, pero al ser estos limitados requieren del análisis metódico de la razón para que el conocimiento pueda ser confiable, actitud sintetizada en su frase cogito, ergo sum; y Galileo mediante sus observaciones astronómicas, mientras perfeccionaba el primer telescopio, desarrolló una teoría cosmológica que indicaba que la tierra era redonda en vez de plana y que no era el centro del universo como declaraba el dogma cristiano.

   Nietzsche menciona a las cuatro clases de hombres que siguen a esa muerte: “el último de los hombres”, que es el hombre que al no encontrar un objetivo trascendente decide dedicar su vida a la búsqueda de la felicidad personal; “el hombre nihilista”, que al saber que no hay consecuencias para sus actos y que no hay juicio final con su respectivo premio o castigo, despliega todo su poder para conseguir sus objetivos y el resto de los humanos sólo le significan un apoyo o un obstáculo para conseguir sus metas; “el hombre superior” que aun conociendo la inexistencia de los valores trascendentes actúa como si estos existieran; y finalmente “el superhombre”, que viendo a su propia muerte como el límite de su ser, asume una actitud trascendente y con su voluntad decide imprimir su forma a la inmanencia.

   ¿Es posible hacer una interpretación sobre el arte contemporáneo desde esta postura filosófica? Hagamos el intento: Desde el Renacimiento la virtud técnica ocupó uno de los lugares centrales en los valores artísticos, las academias o los clasicismos son incomprensibles al margen de esta idea. Las vanguardias artísticas también son inexplicables sin la idea de progreso, que las vinculaba a las revoluciones sociales de los siglos XIX y XX, en los que el futuro terminaría por reconocerlos en la historia del arte, buscando la congruencia entre los principios y las acciones. Son claros los valores trascendentes que dan  sentido a su actividad; esto lo explica Juan Acha  al identificar a “la creación valiosa, como ideal máximo de las artes”.

   Sin salirse de las fronteras ambiguas que separa a las artes visuales del resto de las disciplinas artísticas, ¿qué podemos decir de los artistas contemporáneos, qué le da sentido a su producción? ¿Es el artista víctima de las circunstancias que lo obligan a postrarse a los imperativos del mercado? O por el contrario, al carecer de un objetivo trascendente este se conduce por los vericuetos de la superficialidad, ya que le queda bastante claro que los efectismos con la etiqueta de arte se han convertido en una trampa para bobos -el mercado, el público, la crítica, las instituciones y uno que otro artista despistado-: en un mundo sin valores comunes los arribistas inconscientes se encuentran cómodos, su libertad consiste en la ausencia de imperativos morales.

   Todo arte se debe interpretar en la luz que proyecta la historia de cada disciplina, pero también en comparación con los distintos aportes que hacen las disciplinas artísticas; después los ready mades, los happenings, en fin, los distintos movimientos de ruptura de los 60’s y 70’s, ¿ha habido alguna clase de aportación a la historia del arte?, ¿se puede decir que la historia del arte, de alguna forma, está siendo liderada por otras disciplinas como la literatura o la música o el cine? ¿O las artes masivas han desplazado a las artes académicas y populares? ¿Es la mediación, en la que los usuarios de la tecnología digital son capaces de reconfigurar y construir sus propios discursos por la simplicidad de las interfaces, la forma de creación y producción que rige el sentido actual, en casos como la apropiación o la intervención? Es demasiado pronto y breve el espacio para sugerir una respuesta que me satisfaga, pero la duda ahí queda.

   Aquellos que consideran que el proceso creativo es lo importante en el arte contemporáneo, subestimando el resto de sus aspectos, ¿por qué no voltean a la filosofía o a la ciencia -actividades cognitivas y creativas que gozan de la misma dignidad y superioridad que el arte-? ¿O es que requieren de un trabajo más metódico, serio y profundo al que suelen estar acostumbrados los artistas visuales, y prefieren encontrar alguna clase de reconocimiento por vías no tan difíciles, en los que el estudio y el trabajo han sido sustituidos por una supuesta genialidad o eruditismo? ¿No tienen más qué decir el psicoanálisis o la sociología sobre las relaciones escatológicas que ha desarrollado el hombre actual con la sociedad y sus injustas dinámicas económicas que una lata de excremento exhibida en un museo o resguardada en una colección privada? ¿Es aceptable que lo malhecho sea visto como un valor?, ¿no son acaso las producciones contemporáneas formas vaciadas de espíritu, repeticiones inútiles que no extienden la conquista del ser? ¿En un contexto actual, en el que el país se ha envuelto en una guerra inútil, tiene sentido buscar el “escándalo” en el arte?

   ¿En cuántas propuestas encontramos la voluntad de hacer algo superior¸ digno de ser agregado en la historia del arte? Así, proponiendo una conclusión, es que mientras que cualquier trabajador mediano es bueno para su profesión -un plomero medio es bueno para arreglar casi cualquier desperfecto- un artista mediano, que sólo produce imágenes fuera de la historia el arte, contribuye a la confusión al no intentar proponer valores objetivos para ser sumados a esa historia. ¿Si las obras de arte actuales supuestamente requieren de un alto compromiso intelectual o espiritual con el espectador, no vuelven éstas a adquirir el carácter mágico-religioso ancestral premoderno? Y si detrás de las artes plásticas radican los valores pedagógicos y apodícticos modernos, en vez de los relativos y complejos posmodernos ¿esto no significa que el mundo, de momento, ya no es el de la pintura y el de la escultura, y que por ello su historia debe detenerse temporalmente?

   Esta idea no hace más que lastimar mi espíritu, y es que si en el mundo ya no hay espacio para cierta forma de arte significa que hemos perdido algo de nuestra humanidad. Con la “muerte” de la poesía -o al menos de alguna forma de ella, esa que fue la gloria del arte moderno, de Baudelaire a Rubén Darío, de Whitman a Maiakovski- y la muerte del arte -siempre entendida como de las artes plásticas-, se ha perdido también la capacidad de apreciar la belleza: en estos días hablar de lo bello parece fuera de moda; perder la habilidad de producir y distinguir lo bello es una derrota cultural, una de las grandes tragedias del periodo de entre siglos. Así, la belleza ha sido expoliada de la realidad, solemos ningunearla y confundirla o reemplazarla con lo “bonito”, eso que no requiere de ningún esfuerzo para ser asimilado y consumido, que oscila entre la cursilería ridícula, la sexualidad barata y el kitsch reiterativo.

   Por fortuna la última palabra aun no está dicha para la historia de las artes visuales: con la todavía reciente incorporación de la tecnología digital en la vida humana se comienzan a vislumbrar algunas de las nuevas posibilidades para la mayoría de las disciplinas artísticas: seguramente la música digital, con todas las virtualidades que encierra esa tecnología, habrá de producir obras de originalidad inaudita e inesperada -ideas comprensibles desde las composiciones de John Cage, quien entiende a la perfección las preguntas fundamentales del arte de la música, ¿qué es lo que distingue a la música del ruido y al sonido del silencio?-; lo mismo puede esperarse de la pintura y de la escultura, que incorporan las nuevas técnicas, lenguajes y herramientas de la computadora a los procedimientos tradicionales, lo que generará el desarrollo de un neo-renacimiento artístico -con sus respectivas revoluciones filosófica y científica-: curiosamente la aspiración del arte modernista, pleno de optimismo e ingenuidad, de iniciar un viaje sin fin, terminará por realizarse en el arte contemporáneo y del futuro con la incorporación absoluta de la tecnología digital en la vida del hombre nihilista posmoderno.


Bibliografía:

Danto, Arthur: La transfiguración del lugar común: una filosofía del arte. Paidós, Argentina, 2002.
Kundera, Milan: Los testamentos traicionados. Tusquets, Barcelona, 2007.
Lyotard, Jean François: La condición postmoderna: informe sobre el saber. Cathedra, Madrid, 1989.
Nietzsche, Fredrich: Así habló Zaratustra. Edimat, Barcelona, 1998.

jueves, 14 de junio de 2012

Sobre las categorías estéticas: el imperio de la cursilería: Ensayo final


Ensayo final: Sobre las categorías estéticas: el imperio de la cursilería
(fragmentos de subíndices del 3er capítulo de la tesis de maestría)
Academia de San Carlos, UNAM
Programa de Maestría en Artes y Diseño, 2012-2                                       
Lic. Guillermo De Gante                                                                                        
Investigación y Producción II                                                                                     


   Una forma de entender la importancia de las categorías estéticas es como una manifestación de la raíz existencial de cualquier individuo -pista que nos lega Milan Kundera-, porque todo el mundo se encuentra en su vida con lo bello, lo sublime, lo absurdo, lo feo, lo trágico, lo lírico, la agelastia, la catarsis, lo ridículo, la necedad, lo aburrido, o lo cómico, sin importar si se es educado o inculto, pobre o rico. Lo sentimental extremo, la cursilería, entendida como una categoría estética, es un manto que genera una pre-interpretación de la realidad, es un filtro que tiñe de su color -normalmente en tonalidades pasteles- los aspectos que evidencia y oculta. Así, encuentro algunos conceptos estéticos relacionados: cursi, naco, kitsch, vulgar, sentimentalismo, simplonería; conceptos que conducen e ilustran a esos aspectos de la existencia inaccesibles por otros medios.

   La cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XX, y en gran medida hasta hoy, está determinada por tres corrientes mediáticas: Disney-Hollywood, Televisa, y la pseudo-filosofía de la superación personal y el éxito. Estas ideologías han terminado por imponer una forma correcta de ser, un imperio del sentido.

   El binomio Disney-Hollywood con su actitud moralista -el bien triunfa sobre el mal, el amor sobre el odio-, sus pensamientos buena onda -convivencia de razas o de sexos sin dialéctica de dominación evidente pero sí presente-, y la promesa de que toda niña es una princesa que terminará siendo rescatada por el príncipe del corcel blanco -o por el galán burgués del automóvil, en su defecto-, nos imponen el primer telón de la pre-interpretación -como bien reconocen Mattelart y Dorfman-.

   Televisa al estar tantos años plegada a la autoridad de Los Pinos se encargó de transmitir un discurso de obediencia al poder. Sus telenovelas impusieron una lectura ingenua del mundo: para cualquier drama existe el final feliz, es cuestión de confiar en la Virgen de Guadalupe para que los problemas se solucionen. El cine de la época de oro dejó sentada la actitud para el resto de las producciones culturales, como la industria musical o las telenovelas -idea prefigurada ya por Carlos Monsivais-, que ha llevado a un conformismo en la opinión pública: en Sara García y en Pedro Infante encontramos dos de las figuras que se habrán de convertir en estereotipos de la cultura mexicana, la madre abnegada-manipuladora y al hijo macho-sensible.

   Las ideologías de superación personal y el éxito son la evidencia del vacío espiritual por la decadencia de las religiones convencionales y la ausencia de un sentido de vida ligada a aspectos más realistas, como un proyecto de servicio social o participación política. En México encuentra en sus principales promotores a Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Miguel Ángel Cornejo, su estulticia es repetida como la verdad revelada de nuestros tiempos, la del egocentrismo uniformizado, de que es cuestión de querer, de echarle ganas, para que las cosas cambien y la suerte nos sonría.

   Uno de sus productos es encarnado en el simplón: el simplón es incapaz de percibir los matices de los que se compone el mundo, es dogmático sin reconocer sus dogmas, se mueve en el plano de los prejuicios, generaliza desde las particularidades, todos son es su frase favorita, es alguien con quien no se puede dialogar ni construir, que no está dispuesto a escuchar ni a cambiar de opinión, sin duda una de mis antítesis.

   Las formas de distinción o taxonomía social siempre han existido en la medida que sirven para percibir la posición de cada elemento dentro del grupo. Tradicionalmente las clases media y baja solían imitar los gustos de la clase alta -caracterizada por su buen gusto-, lo cual hace imposible dejar de percibir que en los últimos años, y en México ya con un par de décadas, se ha extendido el uso y legitimidad del mal gusto o lo naco.

   -En lo particular me considero reacio a utilizar tal palabra, contiene el mismo mensaje de desprecio a la raza indígena o al pobre que la hace identificarse con la palabra indio como el mayor insulto que un mexicano puede lanzar a otro, sin embargo de momento no cuento con otra palabra que sea capaz de designar semejante fenómeno. El gusto es un concepto social ligado a las nociones de clase, por lo que es cultural, es decir, siempre cambia según el contexto, el lugar y la época histórica.-

   Los medios masivos de comunicación parecen haber sido conquistado por la clase baja, o al menos por su supuesta expresión más directa; visto fríamente no tendría por qué ser de otra forma, al ser la mayor cantidad de público esta debería encontrarse reflejada en los medios, sin embargo este supuesto reflejo presenta al menos un par de problemas: el reflejo no es accidental sino bastante premeditado, le muestra a la gran masa “formas correctas” de ser en el mundo; este reflejo también es una expresión de lo peor en todos los sentidos, no se fomenta la reflexión sino el chiste simplón o el drama barato. La figura complementaria, igual de denigrante, es la del arribista, el pícaro afortunado que llega a la cima y lucha por mantener su autenticidad en un mundo de tentaciones materiales.

   Así es como la sociedad influenciada en su inconsciente colectivo por estas actitudes cubre la realidad bajo este velo; al ver esta cursilería repetida por los distintos medios, pasando a ser el decorado cotidiano hasta el hastío, pero más importante, vestido por las personas con las que tengo que convivir, es que terminaron por vacunarme de su efecto pernicioso.

   Es importante tener en cuenta este precedente porque es el que habrá de determinar mi actitud como productor de imágenes en la teoría y en la praxis: me interesa exponer ideas lucidas y desengañadas, no ingenuas ni comprometidas con verdades sabidas de antemano. Es decir, estoy asumiendo una actitud, una resistencia a aceptar las interpretaciones pasivas y complacientes, una no-identificación consciente con un espectro amplio de la sociedad en la que me muevo, una posición frente al mundo, la de ilustrador, así, en toda la extensión de la palabra.

  He encontrado tres posibilidades en que la literatura gráfica responde al manto de pre- interpretación de la realidad y con las cuáles me identifico por haber estado presente en mi formación: la caricatura política, el cómic anglosajón, y la caricatura a secas.

   La caricatura política, como una posibilidad de la literatura gráfica, tiene un aspecto moralizante, pedagógico y apodíctico, pero también irreverente: la verosimilitud y el análisis deben ir ligados a la actitud rebelde, a la conquista de libertades; no hay espacio para lo políticamente correcto ni para las credulidades, todo debe pasar bajo el lente de la crítica. Vista como sátira, la caricatura política es un arte con tesis, segura de su verdad ridiculiza a lo que decide combatir.

   La literatura gráfica -en su modalidad de cómic anglosajón- contiene los elementos para suspender el juicio moral en sus producciones, lo que no es inmoral, sino que debe ser su moral. Es decir, debe evitar la costumbre humana de prejuzgar las cosas, en vez de analizarlas y aceptar la ambigüedad que caracteriza al mundo, en especial en estos tiempos posmodernos. Los personajes, egos ficticios creados ex profeso,  no deben responder a una verdad preexistente -lo más tradicional son las representaciones sobre el bien y el mal en el mundo del cómic-, sino como seres autónomos que se basan en su propia moral. Siguiendo este razonamiento y trazando una línea cronológica a lo largo del siglo XX, podemos encontrar a Superman como el arquetipo del bien sobre las fuerzas malignas en la época de entre guerras y el terror nazi; en un segundo momento aparecen las creaciones de Stan Lee como los X-Men, y sus protagonistas Profesor C. Xavier y Magneto -representaciones de Martin Luther King y Malcom X, el institucional y el radical en la lucha por los derechos de la raza afroamericana; aunque ambos tenían la misma meta diferían en los métodos, lo que los convierte más de las veces en adversarios-. Se puede concluir con Watchmen, en la que diversos personajes escapan por completo a los límites aceptables de la moral: Dr. Manhattan, quien pierde toda humanidad por la adquisición de poderes que sólo pueden ser definidos como divinos -comprensión absoluta del tiempo y el espacio- escapa a las consideraciones mortales y a las convenciones morales; Ozymandias, que gracias a su genialidad proyecta el mayor engaño de la historia, es capaz de destruir una ciudad por completo para evitar la guerra atómica que acabaría con la raza humana, nos plantea la duda de si es moral matar a unos por la supervivencia de la mayoría; el Comediante, como otra forma de inteligencia superior, se mueve con una amoralidad que lo hace sobrevivir a las situaciones más difíciles, excepto a la broma mayor; finalmente Rorscharch, quien es victima de un moralismo que le traza barreras infranqueables, que invariablemente lo conducirán a pedir su muerte en un mundo dominado por la mentira.

   El tercer aspecto sobre la respuesta de la literatura gráfica a las pre-interpretaciones de la realidad lo encontramos en el humor: recuerdo mis primeras lecturas del Santos en La Jornada, al principio reaccioné con confusión, no entendía qué era lo que provocaba la risa atronadora de mi padre en esa serie de viñetas absurdas y grotescas -mis primeras lecturas se dividían en cosas tan variadas de autores como Ríus, Fontanarrosa, Quino, cómics de Marvel y libros con historias ilustradas para niños-, mi incomprensión fue dando paso a una fascinación por el mundo que mostraban: en el exceso de los placeres, en el absurdo de los contextos, en la profanación de las convenciones, en la libertad con la que daban rienda suelta a su imaginación encontré el humor, la ambigüedad, la parodia, lo lúdico, el espíritu de lo no serio, la otra cara de la moneda que representaban instituciones solemnes y sagradas como la escuela o la iglesia; encontré la certeza de que no existen certezas absolutas.

   Sobre los ejes de producción que dirigieron el trabajo de “La Página” a lo largo del semestre, el temático/conceptual se restringió a la caricatura, incluyendo más de las veces la temática política; el eje icónico siempre fue alto por la claridad en los conceptos que buscaba representar; el compositivo fue probablemente el que experimentó los mayores cambios por las distintas propuestas desarrolladas; el eje cromático fue en muchos casos constante, determinado por la escala asignada al Dr. Moncho y aplicada en una paleta amplia a la mayoría de los cartones, un caso extremo es la ilustración en 3-D; el técnico también fue constante, dibujo a línea y procesos digitales; la complejidad variaba de acuerdo a la composición, de múltiples viñetas a una viñeta sola; la normatividad es alta por la repetición de los procesos técnicos y estilísticos, al igual que la universalidad; finalmente presentaron los cartones un poder de fascinación alto, como el cartón sobre el consumo de drogas.

   La exploración se dividió este semestre en tres áreas distintas: la técnica, la forma y el concepto. La técnica, basada en la mezcla de dibujo a línea y procesos digitales, derivó en el uso de anáglifos o imágenes en 3D, aunque lo pude aplicar poco en la “Página”, su uso para otras imágenes que desarrollé a lo largo del semestre fue altamente enriquecedor. Puedo decir que en general las diferentes exploraciones que se realizaron a lo largo de este proyecto están animadas por la intención de resistirme a las recetas que eventualmente terminan por anular el proceso creativo. Este incluye la sistematización del pensamiento, que evita esfuerzo de pensar y se mantiene en la zona de confort, por lo que cada ejercicio significó a su vez, de una forma u otra, un nuevo conocimiento; entre esto se incluye al dibujo de memoria, tratando de resolver un problema doble: la entrega de la imagen a tiempo y el desarrollo de un estilo personal.

   La forma, en cuanto a la composición que debí elaborar con el espacio y el tema definidos por entrega, en el que este determina la composición visual, me llevó a conseguir propuestas específicas y particulares, formas inutilizables para otros temas distintos. Es claro que la 2da entrega, inspirada en las novelas de Kafka, es inútil para otra clase de contenido, porque siguiendo las indicaciones de Fernando Zamora, su forma está hecha en relación con el significado. Lo mismo ocurre con la 4ta entrega; que el tema sea la división Iglesia-Estado me permite recurrir a la forma de la cruz como elemento constructivo, que sólo puede ser usado en esta clase de temáticas. Es así que la composición adquiere el carácter de invención que busca expresar toda la originalidad del autor: modelos inimitables, de apariencia arbitraria, no recomendables para nadie más.

   El concepto fue llevado por un desdoblamiento de mi personalidad como autor en un personaje -Dr. Moncho-, y es que al no haber empleado previamente esta clase de figura narrativa en mis anteriores caricaturas políticas -es el primer personaje, ego experimental, que trabajo continuamente-, la exploración es únicamente comprensible al lado de y gracias a los estudios de maestría. En la última entrega planteo la pregunta ¿quién está detrás del monochango?, es claro que soy Yo, pero a pesar de eso, ¿he conseguido darle una personalidad propia al Dr. Moncho, o sólo es el vehículo directo de mi personalidad?

   De lo anterior puedo colegir que un buen proceso de trabajo incluye lo espontaneo y lo elaborado. Haciendo un balance sobre los resultados obtenidos en el semestre se encuentra la riqueza facial que logré desarrollar para el personaje del Dr. Moncho con un número mínimo de elementos para combinar. Finalmente puedo decir que el trabajo elaborado a lo largo del semestre habrá de reportar buenos dividendos a la hora de continuar con mi proyecto de maestría y aplicar el conocimiento adquirido.

La página del Dr. Moncho no. 12: Ideas para concluir


La página del Dr. Moncho no. 11: Un fenómeno y dos medios


Tipografía figurativa: Sor Juana Inés de la Cruz


Tipografía con medios alternativos






La página del Dr. Moncho no. 10: ¿Qué fue el debate?


La página del Dr. Moncho no. 9: El día Internacional del Jazz


-Para apreciar su variante son indispensables los lentes 3-D-


Experimentación tipográfica

Presentación final:






Procesos:






La página del Dr. Moncho no. 8: ¿Qué es el Diseño?


Caligrafía Digital

Selección final:



Procesos:



jueves, 26 de abril de 2012

La página del Dr. Moncho no. 7: Un momento de relfexión con el Dr. Moncho




Formato actividad: La página del Dr. Moncho no. 7
Academia de San Carlos, UNAM
Programa de Maestría en Artes y Diseño, 2012-2
Lic. Guillermo De Gante
Investigación y Producción II

Fases:
-Punto de partida conceptual: Caricatura política para página web. Al irse acercando cada día más el momento de la elección presidencial se vuelve importante encontrar vías alternas para exponer las ideas que considero correspondientes como caricaturista político. A diferencia del resto de los cartones elaborados con anterioridad, en los que procuro exponer alguna argumentación secuencial y concatenada, en este sólo muestro una serie de preguntas que se basan en una interpretación específica de la realidad, con los que espero llevar al lector a cierto nivel de reflexión.
   También hay cambios en la composición de la imagen respecto al cartón previo en el que abundan los dibujos y hay poco texto, en este sólo hay un Dr. Moncho sentado sobre una taza en un baño en actitud de reflexión rodeado de una serie de globos de texto; lo anterior con la intención de restarle seriedad al “acto de pensar”, pero también reflejando que este acto se puede llevar a cabo en cualquier lugar y en cualquier momento, ajenos a la supuesta solemnidad que caracterizan a las reflexiones profundas, sobre todo las expuestas en los medios masivos de comunicación.
   Las preguntas están relacionadas con el contexto histórico social que rodea al proceso electoral de julio del 2012.
   La idea para el cartón del Dr. Moncho sentado en el baño está basado indirectamente en dos imágenes distintas: en la escultura de “El pensador” de Rodin, y en una fotografía de Frank Zappa -ese gran artista y auténtico iconoclasta-.

-Proceso gráfico: Combinación de técnicas tradicionales y digitales. Dibujo del Dr. Moncho al centro rodeado de los globos de texto. También respecto al cartón anterior hay una diferencia importante en el proceso creativo, mientras para el anterior requerí varios estudios para llegar a la propuesta final, en este caso pasé directamente del primer boceto a la imagen entintada, lista para ser digitalizada y vectorizada. Así, la espontaneidad adquiere valor frente al trabajo ordenado y sistematizado, de lo cual se puede concluir que una mezcla balanceada de ambas actitudes permite que el proceso creativo continúe en crecimiento constante, sin atarse a ninguna clase de receta; desde una visión pragmática el generar una imagen en la menor cantidad de pasos me permite entregar resultados finales en menos tiempo, condición vital para el caricaturista político; y finalmente porque me gustó, al ver la imagen entintada la encontré demasiado parecida a la imagen mental, y decidí quedarme con ella, qué me puedo reprochar contra ello.

-Aplicación: Impresión a color con simulación de página web.

Desarrollo:
-Fechas: 18 de marzo inicio de la actividad, desarrollo del guión y los primeros dibujos; 23 de marzo elaboración de los diagramas y de la composición de la hoja; 25 de abril entrega final de la actividad y del formato de organización de actividades.

-Comentarios: ¿Puede ser efectiva la mezcla de pensamiento crítico con lo cómico-grotesco de la imagen de una persona reflexionando en un baño para llegar al objetivo deseado?

lunes, 23 de abril de 2012

La página del Dr. Moncho no. 6: La evolución del productor de imágenes




Formato actividad: La página del Dr. Moncho no. 6
Academia de San Carlos, UNAM
Programa de Maestría en Artes y Diseño, 2012-2
Lic. Guillermo De Gante
Investigación y Producción II


Fases:
-Punto de partida conceptual: Caricatura para página web. Las preguntas con las que concluyo el cartón anterior, sobre el replanteamiento de mi soporte y de si este debe cambiar para ajustarse a mis objetivos, de un medio análogo a uno digital, termina encontrando respuesta temporal en este cartón.
   No cambia el nombre de “La página del Dr. Moncho” porque la palabra página puede ser usada indistintamente para página de revista, página de periódico, o página web.
   Recurro a la representación cronológica de distintos productores de imágenes, mediante la idea de la evolución de Darwin, que inicia con el monochango cavernícola, pasando por los monochangos artesano, artista, ilustrador y diseñador, para llegar al monochango digital. Después de buscar referentes en mitologías futuristas contemporáneas, como Matrix, o Tron para contextualizar al Moncho de la primera viñeta, en la idea del paso de la tecnología análoga a la digital terminé optando por la caricatura de Darwin y una cita sobre la evolución de las especies; termino con una idea que contextualiza la cita de Darwin, para evitar caer en el darwinismo social, o en la supuesta superioridad ontológica de alguna actividad sobre otra.
   En la idea original el 4to estadio del personaje, “monochango impresor”, fue sustituido por el “monochango ilustrador”; esto porque el primero se refería simplemente al impresor de libros en un sentido técnico, el segundo, en cambio, adquiere una mayor riqueza interpretativa, puede ser el ilustrador explorador, como el Barón Von Humboldt -en el que se basa la caracterización-, o el ilustrador de textos, en ambos entendido como productor de conocimiento; y claro, porque está ligado el concepto directamente conmigo como autor y especialista del tema.

-Proceso gráfico: Combinación de técnicas tradicionales y digitales. Tras varios intentos de composición y caracterización representando a los personajes evolucionando, resolví en una composición en espiral con el tamaño del personaje en escala constante ascendente, y con cada personaje dedicado a su actividad.

-Aplicación: Impresión a color con simulación de página web.

Desarrollo:
-Fechas: 21 de marzo inicio de la actividad, desarrollo del guión y los primeros dibujos; 26 de marzo elaboración de los diagramas y de la composición de la hoja; 9 de abril entrega final de la actividad y del formato de organización de actividades.

-Comentarios: Al cambiar el medio para el cual se produce la imagen -incluyendo al soporte, con todo lo que ello implica-, ¿afecta al resultado que se propone, sin importar que se produzca en gran medida de la misma forma en que están hechas las primeras imágenes del proyecto de “La Página del Dr. Moncho”?, es decir, ¿para que haya una diferencia los cartones digitales deben ser multimedia e interactivos?, ¿radica allí el único futuro viable para los productores de imágenes?

viernes, 13 de abril de 2012

La página del Dr. Moncho no. 5: ¿Qué hacer?


Formato actividad: La página del Dr. Moncho no. 5

Academia de San Carlos, UNAM

Programa de Maestría en Artes y Diseño, 2012-2

Lic. Guillermo De Gante

Investigación y Producción II

Fases:

-Punto de partida conceptual: Caricatura política para doble página de revista. Al reiniciar las campañas electorales vuelve mi principal preocupación dentro de mi proyecto de investigación, que es cuestionarse sobre los límites y las posibilidades de la caricatura política para incidir en la realidad. El análisis objetivo de la realidad y la interpretación subjetiva, detrás de la idea anterior, han incluido el replanteamiento de mi soporte y si debe cambiar o no para ajustarse a mis objetivos, lo que sería de un medio análogo a uno digital, con todos los cambios que ello implica.

La representación de los distintos personajes está ligada con mis posiciones y definiciones políticas. Al llevar el cartón el título de “¿Qué hacer?”, que es en referencia al texto de Lenin, la primera imagen debía ser del mismo personaje. Que el Che haga un comentario con la frase “of course” es un chiste que tiene que ver con la idea del idioma que tenía Antonio Tabucci, quien lo entendía como la patria, más que el lugar en que se nace; por ello también se escribe feisbuk y tuiter en vez de facebook y twitter; justo como el maestro Fontanarrosa escribía jelou, con una clara intención de evidenciar el lugar en el que se hace la imagen, lo que no es poca cosa en la era de la globalización; la intención del marco es la de indicar su lugar en el museo, porque algunos de sus métodos han perdido vigencia, e incluso cierta legitimidad, pero su moral aun prevalece y es objeto de admiración para los militantes de todo el mundo.

El Sub aparece por la importancia que tuvo el EZLN en la generación a la que pertenezco, aunque luego terminara por desperdiciar su capital político; expongo algunas de sus ideas con profundo valor filosófico, pero que en la praxis produjeron resultados mas bien paradójicos cuando no contrarios a los intereses bajo las que fueron pronunciadas. La playera de Marx es un chiste porque el contenido se convierte en simple moda que pierde su referente político al verse inserto en el mundo de los significados económicos, y que puede ser cambiada por una nueva en cualquier momento. La chamarra universitaria es una referencia directa a mí como autor, porque poseo una prenda similar, al igual que de la playera de Marx.

Concluyo con una serie de reflexiones sobre mi condición como autor y las posibilidades de mi trabajo.

-Proceso gráfico: Combinación de técnicas tradicionales y digitales. Se mantiene la estructura vertical por conveniencia narrativa. En esta ocasión en cuanto pude definir la estructura también pude tener una idea clara de lo que quería hacer, ya que al tener tanta información que agregar, tuve que determinar una narración cronológica, que fuera coherente con la composición visual. Dividí en dos bloques que se alternan constantemente la parte del análisis objetivo de la realidad con el de mi interpretación subjetiva, lo que conduce a las reflexiones que desembocan en la praxis, tanto en el cartón como objeto resultante, y en mis actividades posteriores más allá de la ilustración.

-Aplicación: Impresión a color con simulación de doble página de revista.

Desarrollo:

-Fechas: 21 de marzo inicio de la actividad, desarrollo del guión y los primeros dibujos; 26 de marzo elaboración de los diagramas y de la composición de la hoja; 9 de abril entrega final de la actividad y del formato de organización de actividades.

-Comentarios: Este es el ejercicio que más dificultad me ha presentado, ya que por una parte implica un replanteamiento, y por tanto, un re-conocimiento de mi función como caricaturista político, pero también como ejercicio formal, intelectual y técnico; por otra parte esto habrá de servir para mi proyecto de investigación.

El hecho de referir eventos tan antiguos como la represión de Tlatelolco o las elecciones del 88, tiene la intención de reflejar la importancia de los eventos históricos en la definición de la coyuntura histórica. Mi declinación por la vía democrática electoral, en vez de la armada, es más simbólica que material –de ninguna forma me vi en el mismo proceso que la generación que me antecedió-, sin embargo no deja de implicar una posición política, y en mi caso, es algo que termina incidiendo en mi visión del mundo, y por tanto, en la forma en que actúo ante él.

Así, el ejercicio cumple la función de la imagen como ilustración en cuanto objeto de conocimiento, porque me ha permitido acercarme a mi objeto de estudio de una forma que no había conseguido antes, exponiendo con claridad ideas que ya rondaban mi mente pero que no había conseguido plasmar de alguna otra forma.